Durante
el verano, yo paso mucho de mi tiempo trabajando en la librería de Doylestown.
Cada día, yo he visto varios tipos de clientes en la tienda. No es raro que yo
vea un extranjero cuando esté trabajando. Conocí un irlandés, una inglesa, un
ruso, y, solamente unas semanas pasadas, una guatemalteca. Aunque ella estaba
muy simpática, ella no habló ingles. Su hija tuve que traducir para ella. Sin
embargo, nosotras conseguimos tener una conversación muy agradable en mezclado inglés
y español.
Más
tarde, cuando ella estuve hablando con sus niños, yo traté de comprender su conversación.
Aunque ella habló muy rápido en un acento desconocido, yo entendí más o menos
mitad de lo que dije. ¡Fue bueno que yo practique mi español antes de escuela!
Me pregunto si uds. venden libros en español. ¡Parece que ese era un momento agradable!
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